Bueno, en definitiva, digamos que podemos empezar con dos refranes que por sí solos contrastan y recitan respectivamente “la unión hace la fuerza” y “el que lo hace él mismo, lo hace por tres”.
Quién sabe cuál de los dos tiene razón, nadie sabe la respuesta porque se utilizan en contextos totalmente diferentes. Lamentablemente también es difícil tener un hijo.
Nadie sabe la carga que uno tiene que soportar (aparte de los niños) cuando dos personas dejan de compartir sus vidas. Tener que apoyar a ambos por igual, sin tener que responder nunca a la pregunta “prefieres papá o mamá”. En el momento de la división se abre un abismo para nosotros que en este caso somos mi hermano y yo. Sin embargo de los dos soy yo el que más se emociona con todo y también el que por ejemplo está más gruñón, se enfada más, se apega más etc etc… quizás mi hermano haya pasado por este momento , no diré con calma pero sí con más motivación para seguir adelante.
Es difícil ver a dos personas que hasta ayer se querían y hoy se odian de por vida. Debemos responder a las necesidades de cada uno de los dos y debemos complacerlas siempre, nunca satisfacerlas y brindarles cariño y cercanía en los momentos de mayor necesidad. Pero así es la vida, un día se aman y otro se odian. No puedes controlar tus sentimientos y nadie tiene la esfera mágica que te indica el futuro, por eso la vida hay que vivirla para bien o para mal. Cada uno de los dos buscará nuevos estímulos para seguir adelante, y no siempre nos resultará fácil aceptarlos porque serán otras decisiones similares. En fin, es difícil estar al día con situaciones como esta pero quizás sea mejor así porque me enseña que en la vida futura, cuando amo a una mujer y luego decido no amarla, sabré lo que harán mis hijos. Veo la vida como una escuela que te enseña todo para bien o para mal y hay que participar e intentarlo porque sino es peor.
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